¡Una de mis memorias favoritas!
No puedo creer que mi tiempo en Venezuela ha llegado al fin. He visitado parques nacionales, museos de arte, una variedad de ciudades y pueblos, y muchas playas. Mi experiencia en Venezuela ha sido tan divertida y algo nuevo para mí. La gente aquí es linda y cariñosa y cuando hablé con diferente gente, me sentí como parte de la familia. La variedad de animales que he visto y las vistas bellas de las montañas y el mar son memorias que nunca me voy a olvidar. Venezuela es hermosa y un mundo tan diferente de los Estados Unidos. La selva tropical es exótica y hermosa. Mi excursión por la selva y mi tiempo de relajo en la playa me ayudó apreciar la belleza de la naturaleza. En mi ciudad natal estoy rodeada por edificios, pavimento y bastante gente llena de preocupaciones en la vida. El ritmo calmado de Venezuela me permitió relajar y agradecer la vida.
Para mi día final, visité el pueblo en donde mi mamá vivía. El pueblo se llama Cabruta y el paisaje está lleno de campos. Mi mamá tenía nueve años cuando vivía aquí y su familia trabajaba en los campos de fresas. Miré la casa de mis abuelos y no pude creer que la familia de mi mamá vivía en una casita con solamente dos cuartos, una cocina y un baño. ¡Que tipo de vida tan diferente de lo que estoy acostumbrada!
Ahora estoy en el aeropuerto rememorando mi viaje. En casi seis horas me voy a regresar a la realidad. Tengo ganas de quedarme en Venezuela otra semana, pero sé que no puedo. La demanda de mi trabajo me exige regresar. Sobre todo, estoy agradecida por mi experiencia en Venezuela y por la oportunidad de experimentar otro tipo de mundo.